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El consumo de productos ligeros, ya sea en azúcar o en materia grasa, puede ser una buena solución en sí misma, pero también puede ser una buena idea falsa. En primer lugar, los productos considerados «light» no siempre son baratos, y la reducción de azúcares puede ser compensada, por ejemplo, añadiendo materia grasa. Por tanto, debemos prestar atención a la composición de los productos llamados «light» y leer bien las etiquetas. Por otra parte, se ha comprobado mediante algunos estudios serios que el comportamiento de algunos consumidores con respecto a los productos ligeros estaba menos controlado; tienden a consumir más producto con la excusa de que se trata de un producto ligero. La consecuencia de este tipo de conducta desviada puede ser acostumbrarse al consumo excesivo y traducirse en un aumento de peso. Este efecto secundario anula el beneficio asociado con el consumo de estos productos ligeros. Por otra parte, los verdaderos productos ligeros también pueden ser útiles, pues permiten a las personas que saben utilizarlos de manera adecuada seguir disfrutando de algunos productos en su alimentación y limitar el aporte calórico.
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